PUBLICAMOS NOTA DE LA LIGA DE COLON - 10-04-2014

Los Dirigentes y Mesa Directiva del Consejo Federal se adhieren a esta
publicación

NI EL PAPA FRANCISCO PODR REEMPLAZAR A GRONDONA

POR QU EL EXTENSO MANDATO DE DON JULIO DEBE SER MOTIVO DE FESTEJO Y NO
DE EXABRUPTOS. QU PASARA EN LA AFA CUANDO EL VETERANO DIRIGENTE NO EST
MS.

Uno de los problemas que tiene el fútbol argentino es que su propia
gente, incluyendo a los aficionados, o sea a casi todos los ciudadanos
de este bendito 'país de los cuatro climas' (¿cómo, sólo cuatro?,
dijo un argentino alguna vez), es que poco entienden de 'fútbol
argentino' que es otra cosa diferente al fútbol universal. Si se
consiguiesen entender sus meandros, tal como ellos son, los 35 años de
Julio Humberto Grondona en la presidencia de la AFA debiesen ser motivo
de festejo y no de exabruptos y desconsuelos.

Hay dos cosas que no pueden aprenderse de modo definitivo en la vida:
una, a ser padre/madre y, la otra, a presidir la AFA. Lo de padre/madre
es general, no se ciñe a un territorio, a una cultura, a una época o a
un determinado contexto. Es difícil de verdad, se acierta cuando se
erra y se erra acertando, las cosas cambian de un día para el otro y lo
que ayer parecía correcto hoy es comprobadamente improcedente. Hay que
poner el pecho y redactar, cada uno, su propio manual sabiendo que
siquiera servirá para criar al siguiente hijo. Su utilidad se
autodestruye antes de ser puesta en práctica por segunda vez. Presidir
la AFA es otra historia. Peor.

La AFA no es la FIFA, ni la CBF, ni la UEFA, ni la CSF, ni… ¡Ufa! La
Afa no se parece en nada a cualquier otra asociación o federación de
fútbol de ningún lugar del planeta. Mucho menos de otro deporte.
Tampoco tiene que ver con dirigir una empresa, privada o pública, ni un
ministerio, ni una ONG y menos aún comandar a un simple club, aunque
este sea de fútbol y 'uno de los grandes'. La AFA es un mundo aparte.
La Asociación del Fútbol Argentino concentra las pasiones más
absurdas que las distintas culturas humanas ya vieron. De 'Civilización
y Barbarie', la AFA se autoexcluyó de la primera parte y acaparó la
segunda, se quedó con toda la barbarie; el diccionario de filosofía
dice que 'La civilización sólo puede entenderse a partir de la
Barbarie…' Como la AFA.

Aunque ambos estén perdidos, un suicida por amor es mucho más lógico
y justificado que un dirigente o representante de club reclamando por
el
arbitraje del domingo pasado: que el penal, que la expulsión, que el
gol de Barovero, que cruzó la línea o no la ultrapasó, que, que,
que… En la AFA convergen los reclamos mas injustos que Salomón (aquel
del fallo salomónico) podría decidir. El tribunal de La Haya se
disolvería en cinco minutos de sólo escuchar una sesión del Comité
Ejecutivo afista. Créanme. Por una vez en la vida, créanme: la AFA es
sin igual.

En un país donde nadie acepta perder ni siquiera a las bolitas
(perdón, en el rugby es otra historia, su gente adora que los Pumas
pierdan). En el fútbol argentino perder es algo peor que la muerte,
porque después de la muerte no hay nada, al menos para escépticos y
ateos/agnósticos como yo, mientras que en el fútbol, después de la
derrota, aparece todo lo malo que la condición humana ya catalogó en
los infiernos más abrasados de la historia bíblica. Verdugos,
alimañas, malvados y terribles monstruos de siete cabezas y mil colores
se sientan en la misma mesa sin darse la espalda ¡nunca! De un lado
están los de Boca y del otro los de River; en el medio la AFA. Aquí se
sienta Racing y allí Independiente; y entre ellos la AFA. Esto vale
para Canallas y Leprosos, Colón y Unión, Lanús y Banfield, Chacarita
y Atlanta, Pincharratas y Triperos y el club que usted quiera.

No hay damas en la mesa del fútbol, el género femenino no tiene lugar,
y por ello -quizás- no está la señora Razón, convidada que nunca
fue, ni se atreve a pasar por la porteña calle Viamonte. Tampoco está
Doña Paciencia. Ni esa madame llamada Sensatez. En cambio, también
asisten a los diálogos (bochornosas discusiones) señores que no
debiesen estar, como Don Oportunista y el Doctor Ventajero que suelen
ir
con su chofer, Sr. Malpensado, y el guardaespaldas, sargento
Conmigonojodas. Todos son poderosos y exitosos en su vida particular,
se
creen 'lo máximo' y suponen defender la inocencia de Crimea, tan
cuestionable como las culpas de Putin. Se les escucha decir que están
allí 'para ayudar a su club' que es 'ayudar a su comunidad'. Bullshit.

El presidente de la AFA, posición soñada por millares de personas (yo
mismo, por ejemplo), no puede decidir nada -por justo que resulte- que
sea razonable para 'A' sin que se enoje 'B' y viceversa. No puede ser
firme sin parecer enemigo. No puede mostrarse en duda sin connotar
debilidad. No puede tener convicciones sin ser sospechado. No puede
festejar sin ganarse odios. No puede enojarse sin ganarse más odios. El
propio Papa Francisco no podría manejar, en paz, a la AFA porque, como
no esconde su corazón sanlorencista sería acusado de parcial a cada
rato. Los resultados del fútbol del Vaticano (que existe) pasarían a
ser polémicos y dudosos ¿Si no puede ser presidente de la AFA el Papa
Francisco, que es el argentino más querido en el mundo (¿o el único
argentino querido en el mundo? -pensémoslo-), quien puede serlo?
¿Nadie?

La Argentina tuvo suerte, durante 35 años encontró a la posiblemente
única persona capacitada para ejercer ese cargo. Julio Humberto
Grondona es el excluyente argentino de vida pública que, acusado mil
veces, investigado cinco mil, acorralado diez mil y denunciado un
millón de veces, está libre de culpa y cargo. Tiene su ficha limpia.
Nunca se lo condenó. Claro, dirán los de siempre (aquellos que una vez
no recibieron una entrada a la cancha o una credencial para una cabina
de prensa, o vaya a saber uno cual 'favor'), que no se lo condenó
porque 'compró a la justicia, compró las sentencias y a todos', como
si eso fuese tan fácil y sostenible en el tiempo donde pasaron
fiscales, jueces, secretarios de juzgado y empleados rasos de todos los
colores, con pensamientos propios, unos llenos de preconceptos contra
JHG y otros, como yo, los menos si es que hay alguno más, creyendo en
él, por entender que la suya es, realmente, la única misión imposible
de este planeta. Sólo que él la hizo posible. Tan posible que
Ferrocarril Oeste, Argentinos Juniors, Arsenal, Lanús y Banfield, entre
otros 'cuadros chicos' fueron campeones como nunca lo habían sido -o
soñado- antes.

A Grondona se lo culpa de la herida en la mejilla de Julio Cruz en la
Copa de 1998 (?) Se lo responsabiliza de los rivales débiles de
Argentina en el próximo Mundial (?). La locura me merece respeto porque
suele ser creativa, pero el desequilibrio no me merece nada. Hay
denuncias más serias contra JHG que nunca llegaron a nada porque,
seguramente no hay nada ya que ni la policía ni los Tribunales que lo
investigaron nada encontraron, pero acusaciones tan banales como las
recién dichas ponen en juego la inteligencia humana y no la moral de
Grondona.
Supongo honesto a Julio Humberto Grondona no porque tenga fe religiosa
en su gestión, simplemente por dos motivos muy racionales: 1) este hoy
anciano de 83 años, manejó y maneja lo inmanejable, caminó indemne
sobre un campo minado por 35 años; y 2) habiendo sido tan investigado
sigue libre y limpio: señores, debe estarlo. Demuestren lo contrario y
seré el primero en pedir su crucifixión. Pero, caza de brujas, no.

  Muchos de aquellos que en estos 35 años lo denunciaron sin demostrar
nada, sí fueron condenados por causas no necesariamente próximas al
fútbol. Tomaron de su propio veneno. Nunca por una denuncia de Grondona
que en su sabio 'todo pasa' jamás se tomó revancha. Grondona es un
personaje muy particular. Distinto. Por ello evitó que la AFA explotase
en todo este tiempo. Grondona se parece a Guillermo Moreno, el ex
Secretario de Comercio interior 'K': mal nombrado por casi todos pero
tan limpio cuanto su convicción. Afirmar lo opuesto es calumnia,
injuria.

Una de las cosas, deportivas, que se le critica a la 'gestión Grondona'
es el sistema de descensos por Promedios. Sólo aquellos que en el
inicio de esta columna cité como faltos de comprensión de la compleja
telaraña del fútbol argentino, pueden no entender que el de los
Promedios es el método más justo que existe. Por su causa, sin
embargo, muchos dijeron infundadamente que esa medida se tomó después
del descenso de San Lorenzo y para evitar que 'caiga' otro 'Grande'.
Enseguida se fue Racing a la 'B' y dijeron que 'no dio tiempo para
impedirlo'. Pero después, con el criticado Promedio, descendieron River
e Independiente que jamás se habían ido con el sistema tradicional.

Los 'sin opinión propia y mala información ajena' sustentan que la
herramienta de los Promedios 'no se aplica en ninguna de las Grandes
Ligas de Europa'. La mentalidad de colonizados tristemente continua
viva. Si fuéramos a repetir todo a ejemplo de 'los Gigantes del Mundo'
hubiésemos tenido esclavitud como ellos y tantas otras aberraciones que
los obligaron a pedir disculpas varias veces. ¡Ah! Sin los benditos
Promedios ni Racing, ni River ni Independiente hubiesen descendido.
Entre esas Ligas ejemplares está la italiana que sube y baja clubes por
'compra de partidos' como si fuesen chocolatines. Y está la de España
donde el Barcelona todavía sigue explicando las cuentas por la compra
de Neymar y ahora no podrá negociar a nadie, por un año, por
irregularidades en pases de menores. Charlatanes. Los europeos y sus
admiradores de cabotaje.

Se le critica a Grondona su también longeva vice-presidencia en la
FIFA, algo que debiese alegrar a los argentinos. Su permanencia
demuestra que su trabajo fue bueno y honesto: la FIFA está llena de
dirigentes de todo el mundo apartados, sancionados y castigados, es
sólo ir al buscador de Google para encontrar nombres y causas.
Grondona, que manejó la tesorería -nada menos-, jamás fue siquiera
sospechado de nada, aunque muchos digan que formaba cuadrilla con
Havelange primero y Blatter ahora. Es muy nuestro eso de trasladar a
otros nuestros bajos instintos.

De la historia de la AFA ya escribí, un par de años atrás en este
mismo sitio, en una serie de columnas titulada 'La AFA sin Grondona'.
No
quiero repetirme. Aquí y hoy simplemente quiero predecir que cuando no
esté Don Julio, como le dicen en la calle Viamonte y en cualquier lugar
que transita con frecuencia, la AFA será un auténtico campo de
batallas sin enfermería ni tribunal de guerra, intentando destruirse
'los unos a los otros' y sin el bolero de Ravel como fondo musical.

Hasta los buenos dirigentes, honestos y bien intencionados, que los
hay,
cuando entran al edificio vecino de la Plaza de Tribunales (vaya
paradoja) se transforman; dejan de ser ellos, pierden los sentidos,
niegan la razón, son pura piel y pasión. Ciegos, sólo quieren aquello
que los favorece, no importa de qué modo se consiga. Saben que tienen
que volver a su club 'con las manos llenas', que no pueden defraudar a
sus correligionarios de Comisión Directiva, ni a los socios y
simpatizantes y mucho menos a los 'barras bravas' que amenazan a su
familia. No cualquiera aguanta.

El pasado afista demuestra que su presidencia es una bomba de tiempo,
lo
demuestra en un 30% porque hoy las cosas sólo empeoraron. Por entonces
no había internet ni emisoras de radio totalmente deportivas o canales
dedicados casi exclusivamente al fútbol, ni diarios deportivos. Hoy se
informa todo. Y de todo. Hasta lo que no existe. Se vive en medio de
tempestades que nunca cesan… Pasa en los clubes, donde supuestamente
'todos tiran para el mismo lado', imagine el lector lo que sucede en la
AFA donde 'nadie patea para el mismo lado'. Cada uno de los cinco, diez
o cincuenta personajes que estén en aquel momento tira, cada uno, para
un interés distinto ¡y opuesto al de los demás! Sólo una gran
espalda puede cargar esa mochila… Grondona lo consiguió por 35 años.
Y con más éxitos que fracasos. Tal vez por ello pudo apagar tantas
velitas.

Hace poco más de un año, cuando el bien intencionado de Javier Cantero
asumió la presidencia de Independiente y sentenció inocentemente el
fin de las barras bravas en su club, muchos, pero muchos de verdad,
comenzaron a candidatearlo para la AFA. Había un nuevo Mesías, una
figura que el fútbol no conocía y por ello no estaba desgastada,
tenía un plan de erradicación de los violentos más firme que el de la
erradicación de la pobreza de cualquier gobierno, era relativamente
joven, en fin, reunía los requisitos para sentarse en la mayor silla
eléctrica que Thomas A. Edison no inventó porque electrocuta sin
voltios. Bien, en poco tiempo la imagen de Cantero fue desfigurándose
como un rostro golpeado por Carlos Monzón a cada dos segundos. Hoy, el
ayer saludablemente predispuesto Javier Cantero no sabe si conseguirá
terminar su mandato en Independiente. Sus acciones están más
devaluadas que las de Candy Crush en Wall Street. Ya no sirve para la
AFA. Nunca sirvió, fue otro invento argentino que no funcionó, como el
cohete Tronador II, voló bajito y a los dos metros cayó. Lo lanzaron
en un ambiente hostil, el fútbol, y se quemó rápido como el cordón
de pólvora sobre el que se sentó.

Los amigos de Racing, mi club familiar, me discutieron 'a muerte'
Grondona hasta hace un año. Lo discutieron mal, en tonos graves, pero
sólo en los tonos porque jamás probaron nada. Me decían "somos de
Avellaneda", como diciendo "lo conocemos bien". Pero sin entregar algo
sólido en su contra. Jamás escuché nada ni siquiera líquido ni vi
documento alguno que comprometiese 'al hombre'. Empeoraron las críticas
acusativas cuando Racing, con un equipo la-men-ta-ble se fue al
descenso
en un proceso también la-men-ta-ble. "Nos mandó Grondona" era la frase
de todos, con una personalización permanente, porque cada uno que lo
decía citaba una fuente distinta: "me lo dijo fulano, que se lo dijo
mengano". La típica. Con un agregado, Independiente nunca se iba, el
club de Grondona jamás se había ido… lo que 'comprobaba' la
ejecución de Racing en el paredón afista.

Los aguanté con la paciencia que no tengo, casi pareciendo un traidor
de la causa 'académica', pero el tiempo me dio la razón: el año
pasado cuando yo apostaba que 'el Rojo' se iba a la 'B' y ellos -todos-
me decían con certeza avellanedense que "Grondona lo va a impedir, vas
a ver". El día llegó. Independiente se fue a la 'B'. Todo dicho.
Desliguen los micrófonos. Paren las rotativas, no impriman más nada.
Fin. Conmemoremos. El fútbol argentino, que sólo se entiende a las mil
patadas, estuvo en buenas manos en los últimos 35 años. Grondona puede
manejar lo que quiera en la AFA pero no maneja los resultados. Como
debe
ser.
La AFA, sin Julio H. Grondona, estará en manos de todos, es decir en
manos de nadie. ¡Dios salve al fútbol argentino! Porque ni el Papa
Francisco podrá salvarlo.

Buenos Aires, 8 de abril de 2014

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Edgardo Martolio, creador de la Revista Nuestro Ascenso (1974) y
SoloFútbol (1985), actual director de Perfil Brasil.

  Enviado desde Asociación del Fútbol Argentino

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