Carlos “Calica” Ferrer presentó en la 5ª edición de la Feria de Libros Abiertos de Basavilbaso, que organiza la cooperativa de arte “La Fragua”, su libro “De Ernesto al Che”. La obra, que contiene fotos inéditas del álbum personal de “Calica”, es un apasionado relato de las aventuras y experiencias de los meses definitorios que determinaron la transformación del joven Ernesto en el Comandante Che Guevara.
Este sábado, durante la segunda jornada de la 5ª edición de la Feria de Libros Abiertos, bajo el lema “Postales del Camino”, que se desarrolla en el salón multiusos del Complejo Educativo Cristo Rey, se realizaron los talleres sobre la enseñanza transversal de la lengua, con la Magíster Marta Lescano, y de títeres, a cargo de Pablo Sáez.
Carlos “Calica” Ferrer (80) presentó su obra, editada por Editorial Marea, “De Ernesto al Che”. La obra enriquecida con fotos del álbum personal del autor retrata la infancia y adolescencia de los dos amigos en la ciudad cordobesa de Alta Gracia y, por supuesto, del viaje que compartieron por Latinoamérica.
Ferrer, quién no oculta el orgullo y honor de sentirse amigo intimo de Ernesto Guevara, hizo una semblanza atrapante de la infancia, desde los 4 años, y la adolescencia compartida con Guevara en Alta Gracia, Córdoba. Utilizando un lenguaje censillo se ocupó de humanizar al hombre que hoy es mito, y al que definió como “un auténtico aventurero”, al punto que “con una bicicletita con motor recorrió catorce provincias”, comentó con una sonrisa dibujando sus labios y los ojos llorosos de la emoción.
“Calica” recuerda el viaje, en 1953, por Latinoamérica y un sinfín de aventuras; “la travesía arrancó en La Paz, cruzamos por el lago Titicaca, y de ahí a Puno, Cuzco, Lima y toda la cosa del Pacífico hasta la frontera con Ecuador”, resumió. Luego comentó “cruzamos en pleno período de guerra” hasta llegar a Guayaquil. “Cuando nos estábamos despidiendo, tuvimos una discusión para ver quién se llevaba las fotos, que aún no estaban reveladas, y yo logré convencerlo de que se las llevara. Ahora me arrepiento, porque lamentablemente, me quedé sin fotos del viaje”, detalló ante un auditorio verdaderamente atrapado por el relato.
Al hacer referencia a la muerte del Che reconoce que “me pongo muy mal cuando veo la famosa foto de su cadáver. Me indigna ver el estado en que estaba y cómo lo habían matado, asesinado”, y de inmediato asegura “me consuelo pensando que su nombre ha pasado a la eternidad”.
Ferrer, que estuvo en el stand de la cooperativa de arte “La Fragua” donde charlo con quienes se acercaron y autografió libros, los que rápidamente se agotaron, repitió insistentemente “lo admiré y lo admiro. Estoy muy orgulloso de haber sido su amigo”.
La jornada finalizó con una presentación de títeres para adultos, a cargo de Pablo Sáez, egresado de la Escuela Taller de Titiriteros del Teatro San Martín (1995), trabaja con sus títeres desde 1990, en plazas de Buenos Aires, pueblos, escuelas, salas de teatro, festivales nacionales e internacionales; además coordina talleres de títeres para niños y adultos en proyectos de educación, salud y cultura, quién ofreció la obra” Berretín de Trapo” donde máscara, títeres y actuación redescubren la poética de un mítico titiritero de plaza.
